Buenos días. Lo primero es lo debido.
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Por este momento que vivo, quiero comentaros algo que me cuesta conseguir.
Pero antes, aclaro que en la firma del contrato se estipulan fechas, por lo que esto no es una queja, ni mucho menos.
Entre el tiempo que pasa cuando la obra es valorada, y demás esperas editoriales que son comunes, a lo que hay que sumar todos los problemas que pueden llover en un mundo tan inestable como este, la espera, se me llega a hacer muy difícil. Y me ocurre al final.
El ritmo actual de vida es hacerlo a matacaballo. Y yo no soy menos, por mucho que mi movilidad sea reducida. En situaciones en las que me desespero, mi cerebro se vuelve superficial, y es arrastrado hacia un bucle. El pensamiento se asocia a todo lo que lleva la etiqueta de: «rápido». Y a partir de aquí, la historia es ya demasiado personal como para contarlo.
El editor invierte (dinero, tiempo, etc.) en publicar a otros. A cambio, tengo que asumir que sigo un ritmo exterior. Y tengo que recordármelo en ocasiones, se trata de un ritmo ajeno, sí, y profesional.
Confío en que estoy bien en el sitio en el que me encuentro. Y entonces, entiendo que esto sencillamente lleva un tiempo, de esfuerzo, como en cualquier otro curro. Es básico, pero en situaciones en que se derrapa, uno se puede pasar de largo.
Y el avance llega. Y el mal rollo se va. Y una gran pompa de satisfacción viene; un poco desmedida, por el efecto rebote.
Suerte con tus proyectos.
Unari E.S.
Unari ES en digital 
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