PENSAMIENTOS DE JAVIER TEIGA.

Sin querer hacer spoilers, corto y pego los pensamientos que Tei meditaba antes de esta historia, una vida que narra en primera persona, y en la que es el protagonista. Así es cómo entendemos que debe ser. Pienso que es un derecho universal, pese a los juegos de las apariencias, con lo creíbles que puedan parecernos.

«Cohabitando en racimos, la conexión va a ser inevitable». 

«¿Cuántos son? Nadie me ha preguntado cuántas ganas tengo».

«Humanizamos las leyes naturales. Antes, eran gestionadas por graves fuerzas invisibles. Y ahora, son enarboladas por lidercillos de cuadra, listos para socavar las oportunidades de los demás, y vivir de ellas». 

«Hay orden, hay sindiós, y por mis condenadas ganas de salir adelante, va caber otra posibilidad, así las hostias me lluevan encima». 

«Fue un evento planetario, científico, y místico a partes iguales, que equilibró la bipolar digitalización. Conquistados, dimos la bienvenida a la Era Diamante».

«Mi distrito, El Temple, podría sugerirme: el camino del medio. Aunque, temo que este lugar sea una vía con un único y miserable sentido». 

«En otros tiempos, intentaron dar a entender que el juego era cosa de “ninis”. Pero, más tarde, sus descendientes no iban a dudar en entrar en el Game».

«Quizá otras naciones-continente me atraen. Pero no hay lugar como Europa. Yo quise coincidir con la línea de programación estándar». 

«En la Era Diamante, las relaciones personales interesadas, están al alza tanto, que, con solo tontear con las manos, podría especular». 

«Vicios al margen, vengas de donde vengas, la calle promete un solo beneficio: volver a hacerte sentir en movimiento». 

«Odio sus automatizados dejes, pero puede que a mí también se me “pince” el trigémino a ciertas horas». 

«¿Los demás? Pueden ser el fruto de acaloradas discusiones haciendo bulto». 

«Me muevo en la oscuridad. Lo sé. Pero no tengo idea de quién cerró la noche sobre mí. Entonces, empuño el diamante personal. Los centelleos y el juego de las estrellas me dan su amparo». 

«Trato de no andar en círculos, atravieso la ciudad». 

«No reniego de las emociones. ¡Malditos handicaps financieros!». 

«En movimiento, sentía el oleaje, y me quejaba. Pero en el fondo, mis pasos agitaban y enturbiaban el agua aún más».

Javier  Teiga

Imagen by Pixabay.

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