
Está el mito de que, a los piratas, los hackers, los trols, no les importa lo que podamos o no decirles. Como si no fueran humanos.
Lo que ellos quieren, es un silencio para regodearse en las bobadas que se digan a sí mismos.
Y este pirata del que hablo, porque seguramente sea un hombre, por su forma de escribir, va a leer esto. ¿Puede que no? Sabemos bien, que la bajeza social (no confundir con el underground), no se controla. Estas pequeñas bestias son unas incontinentes.
Y esto de la incontinencia, me da qué pensar, en que no tienen un continente en el que estar. No tienen un lugar seguro desde, el cual, funcionar. Y al no pisar un suelo firme, simplemente están inestables. Viven en una pesadilla-pescadilla, y lo digo por poner un poco más de humor. Me imagino que su cerebro es una cosa licuada.
Para empezar, no estoy poniendo un cuidado extra a lo que escribo, más allá de lo que normalmente hago. Y, esto, le va a escocer, porque siempre van ese plan, de: «Ten cuidado conmigo».
Tú tampoco tengas cuidado conmigo. Cuando te ríes, y piensas que soy tu víctima, me estás dando mucha importancia. Y, otra cosa. A diferencia de ti, sé lo que es ir a una terapia, pero esto no es un consejo, porque ni me vas ni me vienes.
Y en cuando a mi E-Bolsilibro, bueno, La Universidad del Momento, no sabe que existes. Tú, no puedes llegar a la dimensión interior de nadie, ni de nada.
Si os importa la moraleja que saco de este tema, la pongo aquí: Puedo acordarme de que también tuve lo mío, de chaval. Pero, no me maleé del todo. Las personas como esta, siempre tocan fondo, y cuando lo hacen, ven entonces que no tienen por dónde agarrarse.
Saludos a [email protected].
Y para las bestias, un poquito de pienso.
Deja una respuesta