
Zila, novela que ha sido titulada con el nombre universal de su protagonista, extiende sus tentáculos de ciencia ficción, para adaptar definitivamente la realidad que conocíamos, y construye un nuevo worldbuilding de fantasía, en donde una hábil humanidad, una recia robótica, y unos paradójicos seres espirituales, se ven reflejados en torno a las tres interesantes razas. Son la neuronal, la chipeada, y la etérica.
Los protagonistas, el equipo, está configurado por cinco seres. A pesar de que éstos son de distintas razas, y mezclas, tienen fe en la amistad, en la familia que se elige. No obstante, la sociedad funciona según una pútrida unificación que atenta contra todo valor, tanto de cara al individuo, como para el grupo, y contra una idea de vivir en sociedad universales.
Las diferentes personalidades, la familia diversa que son, y unos vínculos muy particulares con la realidad, se verán desarticulados, o en gran peligro constantemente. Lucha, que se va recrudeciendo hasta un nivel insospechado, en contra de los Altos Cargos de la Jerarquía, aquellos, quienes mantienen los derechos de autoría de este universo, los señores y señoras de esta realidad.
El ambiente es el de una falsa democracia que siempre fomenta impulsos enfermos, en detrimento de impulsos vitales.

Buil es el único vástago del propietario de Masscorp, que es una de las compañías que encabezan el músculo económico de este Imperio Solar.
Se halla afincado en la capital del imperio, Seúl. Y como el joven que es, ha emprendido un viaje hacia la construcción de la independencia. No obstante, de camino a la tan pretendida libertad, va a toparse con una inteligencia artificial, de personalidad excéntrica, la cual, parece maquinar la sumisión de Buil, en los márgenes de los dominios que se hallan bajo su poder.

Cano es el primer apellido, y el apodo, de este hombre joven y de mala salud, quien vive marcado por una adolescencia problemática. Y maneja una teoría que es muy particular, además de arriesgada.
¿En realidad, quién o quiénes manejan este planeta? La idea de sentirnos débiles, como si no tuviéramos piel, porque somos muy sensibles a los daños perpetrados por los demás, a nadie le resulta agradable. Por lo tanto, esta cuestión ha de ser verificada.
Su pensamiento y mirada, muy fuera de lo común, descubren una serie de instituciones que están dominando sobre el mapa de esta sociedad. Dominio que puede ser justo, injustificable, o una mezcla de esos dos extremos. Cada cual tiene que decidirlo por sí mismo.
Si se tiene el poder al alcance de las manos, uno puede sentir cierta dependencia a este poder mismo. Ante el conocimiento universal, puede sufrirse una pérdida sin salida. Y en la amistad, puede haber secretos que guardar, que son crueles, con respecto a la confianza mutua de los protagonistas.
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