
Elon Musk «versiona» esta frase tan célebre de Darth Vader, sencillamente con esta presencia tan oscura que sobrevuela nuestras vidas. Él, quien entró a formar parte de nuestro día a día a través de una milmillonaria transacción. Con solo ese movimiento. Sin duda, suena poderoso.
Suena poderoso, tanto que está muy, muy cerca de ser malévolo. Y casi todos los twiterxs hemos presentado batalla en la divina guerra del Bien contra el Mal. Pero, a fin de cuentas, solamente nos ha salido un padre tonto. Y esto ha pasado cuando ya teníamos la vida más o menos hecha, cuando nos desenvolvíamos, más o menos alegres, en esta red social.
Elon, de cara a nosotros, tiene los cien rasgos de ese padre insensible, abusivo, y con un comportamiento inapropiado que nos avergüenza ante todos, cosa que hace constantemente.
Y todo esto es un desfase. Está claro que somos adultos, o bien que nuestros tutores son otras personas.
A través de su intervención, que tiene claramente unos matices antisociales, Elon sabe demasiado bien por dónde nos movemos. También calcula en sus análisis todas las reacciones que podamos tener. Además, condiciona y de qué manera, la forma en que debemos relacionarnos, mediante sus restricciones y plazos. Y quiere que dependamos en una gran medida de sus leyes, de sus imposiciones; quiere encerrarnos en el círculo en el que se mueve.
Estamos en shock, porque pensamos que un perfil era, un poco, esa casa nuestra. Y vemos que, de pronto, estamos en la casa de un padre tóxico, el cual, nos está dando dos opciones a tomar.
Márchate de aquí, con los bolsillos vacíos y con la cabeza reventada.
O cumples mis leyes.
Solo falta que nos diga después: «¿Es que soy un monstruo?» Y situarse como víctima.
Pobre Elon, que duerme en un sofá de Twitter. Humilde, porque tiene una minicasa. Un tipo ahogándose en la tormenta de una racha terrible, porque su extensa riqueza se vio reducida. Él, siendo el genio más incomprendido de esta época. Quien a veces es un tipo solidario, porque sus coches eléctricos cuestan menos que otros.
Obviamente no despierta pena a nadie. Resumiendo, no ha entendido que, el mercado global, exige que el empresario de turno tenga una sensibilidad más trabajada también.
En fin. Nadie conoce el futuro de Twitter. Ni de nuestro mañana.
Pero, propongo tener clara una cosa. Sus problemas no son los nuestros. Encontremos una forma creativa de tirar estos lastres, y démosle con eso en las narices.
Aquello que hagamos después tendrá una mejor base, más fiable que Elon Musk desarrollando su profesión en las «altérrimas» esferas de la comunicación digital.
Unari ES
*Imagen de Darth Vader de JuliusH.
*Imagen de Twitter de GDJ.
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