Sin duda, podría decirse, que, el gran requerimiento al que nos vemos obligados a cumplir es vivir en sociedad, y, al mismo tiempo, realizarse. Cada cual, entiende el vivir en sociedad a su manera. Y lo acepta, o lo rechaza, pero este es un punto de partida. Una familia es una pequeña sociedad, que también está en otro entorno, que es una sociedad mayor, en la globalidad que está siendo definida como la mismísima sociedad final; si es que, a fin de cuentas, puede llamarse sociedad a todo esto que estamos haciendo.
Quiero hablar de la exclusión desde la niñez, la adolescencia, la incipiente juventud, incluso. Y es que, Cano, y su familia, que está formada por los compañeros del piso tutelado, no tienen una oportunidad, a través de la que desarrollarse; porque han sido desechados, y es fácil señalarles a cada paso que dan. Pero, ellos, no se quejan y ya está. Ellos tienen que dar unos pasos para hacerse con una normalidad, la suya.
Si la gente que sobrevive en estas circunstancias tan difíciles puede conseguir un equilibrio, estando fuera de la sociedad, puede observar a los demás, y tener una perspectiva, digamos que de águila. Aunque, nadie mantiene el vuelo por la eternidad, ninguna persona aguanta la presión de las alturas demasiado tiempo, y, al final, hay que bajar a tierra.
Hay que bajar, a menos que se posea un nido en las altas esferas.
Cano sueña, pero no lo hace a través de las drogas, como antes. Aunque las consecuencias están ahí. Pero, se da cuenta de un hecho que tiene la suficiente importancia como para tenerlo cuenta. Este dato, esta teoría suya, dice que, las universidades más conocidas no se limitan a cobrar por las enseñanzas, o a desarrollar innovaciones tecnológicas, y luego, no les dan un uso, por supuesto que más privado.
Las personas que se cobijan en estos nidos, aquellos que están en estas aventajadas instituciones, no bajan de las alturas. Las universidades más conocidas forman parte de la élite. Tal es uno de los caminos para vivir en la cúspide. Y esto, es muy deseable para el grueso de la población.
Y para Cano, así resulta serlo. Porque, en la Universidad del Momento, en Madrid, hay una tecnología que da una fuerte ventaja, y que es usada en su misión: enfrentarse al caoísmo, que es una extraña organización que atenta contra el orden.
Este mundo es caprichoso.
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