
Casi toda mi vida he estado atado a una mala salud.
Hay gente que está peor. Y todos vivimos entre límites. Pero, con dos enfermedades raras, a mí me tocó esa extraña lotería.
Y además, me tocaron loterías fantásticas. No me quejo. Esta vida es un peldañito. Y si por abajo hay malas experiencias, es así para que el espectro se abra por arriba, en forma de experiencias maravillosas.
No me gusta hablar de mis historias íntimas. Pero hay que hacerlo, porque si alguien se interesa por esta faceta de escritor, va a ver que soy un poco caótico en mi manera de enfocar mi pequeña empresa como: Unari ES en digital.
Una temporada publico historias por medios convencionales, ahora autoedito, ahora envío, ahora tengo que retractarme.
Pero el caprichoso no soy yo. Es la mala salud.
Tal y como está ahora mi situación, es casi imposible que redacte escritos de 45.000 palabras. Me quedo con relatos más o menos extensos. Y novelettes a lo sumo, y con mucho tiempo. Si es que la motivación me desborda.
Así que, ya que estoy publicando por partida triple, me tomo un tiempo para presentarme a premios, concursos, y algún envío a editoriales con historias que están en el cajón. Junto a un par de relatos de ciencia ficción fantástica, hay un poco de poesía, ficción, no ficción.
Es un poco trabajar sobre lo trabajado. Corregir, y adaptarme a alguna convocatoria. Me gusta, y puedo hacerlo.
La escritura es un campo enorme. Casi siempre encuentro algo que hacer.
No es un mensaje negativo. Tengo mi buena salud. Esa que se adapta, y que funciona mejor que la mala salud.
Este ha sido mi momento de dar algunas explicaciones profesionales.
Un saludo. Y suerte en todo aquello que emprendas con dedicación y corazón.
Deja una respuesta